La Corriente Progresista Radical celebró la convocatoria a las distintas líneas por parte de la conducción partidaria y comprometió su presencia. No obstante, cuestionó la falta de apertura, el estancamiento, las mezquindades y la soberbia del oficialismo radical.
Mediante un documento emitido el pasado viernes, luego de una reunión de dirigentes del Valle Central, la Corriente Progresista Radical (CPR) expresó su acuerdo con la convocatoria al diálogo lanzada por la conducción del centenario partido, pero al mismo tiempo hizo fuertes advertencias sobre la metodología del oficialismo partidario y la situación del radicalismo local. La línea que conduce el diputado provincial José Sosa, cuestionó -entre otras cosas- la falta de apertura del partido, el estancamiento y las “mezquindades” de algunos dirigentes, como así también “la soberbia que indica que `aquí no hay que discutir nada, porque todo está bien”.
Este sector confirmó que asistirá a la convocatoria cuando sea citado por las autoridades de la UCR, pero al mismo tiempo se advirtió: “Creemos que se terminaron las excusas dilatorias, y que es imperioso y prioritario fijar un cronograma electoral, para que el afiliado, luego de estos dos años, pueda decidir sobre el continuismo de la alianza radical en cualquiera de sus variantes o el cambio que posibilite alumbrar un nuevo radicalismo”.
El oficialismo partidario
En el documento, la CPR deja en claro su postura muy crítica a la actual conducción del radicalismo expresada en la Alianza Radical, integrada por el Movimiento Renovador y las líneas Celeste y Mira, que se impuso en la interna de hace dos años. Y en ese contexto, remarca la desintegración de esa alianza oficialista que tuvo su máxima expresión en las diferencias internas que llevaron a que el Frente Cívico pierda la conducción de Diputados en diciembre pasado.
“Asumían la conducción plena del partido en julio del 2008, después de la interna donde se quedaron con la mayoría y la minoría en toda la provincia, más allá del extraordinario esfuerzo realizado por la Corriente Progresista Radical que en la soledad y desde la convicción dio una batalla desigual, con la dignidad de encarar una propuesta de un radicalismo distinto”, se recordó.
“Fue precisamente en la Alianza Radical en la que el afiliado depositó exclusivamente toda su confianza y creyó en el discurso de que venían a edificar un partido que iba a garantizar la gobernabilidad; la unidad indestructible; un espacio de debate abierto, plural y participativo. Lamentablemente, al final del mandato de la renombrada y prometedora alianza, el resultado es por demás evidente: el debate nunca existió; los comité permanecieron cerrados y con los yuyos cada vez más altos; los militantes y dirigentes se desencantaron y volvieron a sus casas; los intendentes y funcionarios que fueron puestos al frente de los respectivos comités nunca se enteraron que presidían el radicalismo en sus lugares porque les servía a sus mezquinos intereses personales tener un partido inmovilizado e inexistente”, cuestiona el documento.